Sólo es tradición...


Carmela veía pasar a la gente, como cada día, cada verano, cada principio de verano, Carmela veía pasar la vida.

Veía a la señora María que como hacía desde siete años atrás, volvía a pasar su quincena de baños, con sus sesiones de sol y sus escapaditas al baile de salón por las noches.

Veía a la señora Margarita, que también acudía a pasar una semanita de sol, de descanso y que este año acompañaba a la señora María al baile.

La señora María y la señora Margarita, habían coincidido en la panadería, en correos y tal vez en más sitios, pero hasta que un día a Carmela se le ocurrió invitarlas a un té juntas, no habían llegado más allá de un cortés saludo.

Hoy gozaban de buenos ratos juntas, ratos que a veces pasaban de paseo por la orilla del mar, por la plaza del pueblo, en alguna terraza de la que aún no habían tomado posesión los pocos jóvenes que habitaban por obligación en el pueblo.

Los jóvenes que ahora le contaban sus cuitas de amor, como antes le contaban sus "grandes" problemas de la escuela...

Carmela también veía, como cada año por estas fechas desde hacía más de una década, al señor Julián.

Sí, el señor Julián hacía más de diez años que pasaba todo el verano en el pueblo. Ya era uno más de los pocos del pueblo.

El señor Julián siempre estaba dispuesto a ayudar a todo el mundo. Como él decía, ayudar a los demás le servía para no sentirse un parásito tres o cuatro meses al año. Carmela sabía que podía contar con él. Que era una suerte que estuviera allí.

Sí, sólo Carmela sabía lo que para ella era que estuviera allí.

Cuántas veces lo había necesitado, tantas había acudido. Y, cada vez era más frecuente que Carmela lo necesitara.

Carmela llevaba toda su vida en el pueblo, ni de joven ni de adulta había podido irse del pueblo. Carmela era el pueblo.

Todo lo que la gente del pueblo hacía, ya fuera autóctono o foráneo, Carmela lo sabía.

Carmela conocía muchas cosas porque siempre había quien se lo contara. Carmela era el alma del pueblo. Era la asesora (qué ironía, ella que nunca había conocido el amor) de los jóvenes, el consuelo de las no tan jóvenes, que le contaban sus desamores, el buzón de descargo de los adúlteros.

Sí, Carmela era todo para todos. Pero Carmela sentía, que nadie era para ella lo que necesitaba.

Carmela veía el mundo desde su ventana y en ese mundo estaba el señor Julián desde hacía una década.

Carmela sabía del mundo, de las ciudades, del amor... de la vida por los demás, ella no había vivido, ella sólo actuaba.

Desde muy joven, Carmela se había dedicado a cuidar del padre enfermo, de la madre ya vieja, siempre enfadada, siempre triste. Sabía que era obligación de la hija mayor cuidar de los padres ancianos, siempre había sido así y así sería. Lo sabía y lo aceptaba, lo había aceptado siempre.

Pero es que desde hace unos años, todo es más difícil. Desde hace unos años, cada principios de verano veía desde su ventana al señor Julián. Lo veía.

Pero la tradición era la tradición, era la hija mayor, era la hija que cuidaba a sus padres. Y así sería su vida. No era como sus hermanas, no, era la hija mayor. Hacía mucho que había dejado de ser Carmela para ser la hija mayor.

Veía y soñaba, con la sabiduría del corazón, con el conocimiento de lo que la gente del pueblo, jóvenes y no tan jóvenes le contaban, Carmela lo veía y lo soñaba.

Desde su ventana, veía la vida.

34 comentarios:

Diancecht dijo...

Fíjate que tengo ese cuadro en el pasillo de mi casa. Y he visto tantas veces esa historia ...

Diana dijo...

Hola
Qué hermoso cuadro, verdad?
Pues digo yo que alguien que tiene un cuadro así en su casa, no puede ser alguien duro, frío e insensible.
Ves porqué no te creo??
Por cierto, cuando dices que has visto esta historia tantas veces, te refieres a que conoces "casos" como el que en este mi cuento se relata?
Dian, un biquiño desde Coruña.
Diana.

Diancecht dijo...

Bueno, el cuadro realmente lo puso mi mami, así que se salvaguarda mi personalidad.

Y sí, cuando tienes contacto con el medio rural conoces bastantes casos de esos, es la concepción vital de la obligación hacia tus mayores.

Diana dijo...

hola
Sí, es la concepción vital de la obligación hacia tus mayores.
Pero la concepción vital que recae en "La Hija mayor"
No en el primogénito, no, en LA HIJA Mayor.
Dian, no sigas haciéndote el duro, si tu mamá oone ese cuadro en tucasa y tu lo dejas es.
A) porque te gusta, (sensibilidad)
B) porque no deseas quitar algo que ha pouesto tu mamá (ternura)
Qué, vas a seguir presumiendo de lo que no tienes?
Niño, un biquiño desde Coruña.
Diana

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

Muy bonito el post, y la historia es real. ¿Cuánta gente hay por ahí que no pudo hacer lo que le gustaría porque tenía que cumplir con las tradiciones?
Un beso.

Sara dijo...

Que penita! Diana, es una historia triste, sobre todo por lo real que es, yo conozco dos casos de la hija mayor...tradición muy afianzada aún en ciertas zonas de este nuestro pais,es muy triste que alguien no viva una vida, su vida, para dedicarlas a otras vidas por OBLIGACIÓN.
Preciosa forma de contarlo, de trasmitirlo, como es costumbre en ti.
Un abrazo

Diancecht dijo...

Básicamente el cuadro está ahí porque la casa es suya, yo soy uno de tantos jóvenes sin acceso a la vivienda en propiedad. Bueno, teniendo en cuenta que no tengo domicilio fijo, tampoco lo quiero, pero eso es otra historia.

De todas formas, las costumbres veo que cambian según la zona. En la mía el primogénito se queda con la casa, pero se lleva a su marido/mujer.

Bicos,
Dian

Anónimo dijo...

Fijate! Una historia tan común, y tu la conviertes en un cuento que llega al corazón.

Muy bonito Diana.

Un besico y feliz fin de semana.

Diana dijo...

Hola
-Pablo, un biquiño.
-Sariña, es verdaderamente una pena que sea así, pero así es.
Lo normal sería que el PRIMOGÉNITO, (da igual el sexo) se quede con y en la casa y que forme su propia familia a la vez que cuida de los padres.
-Dian, no entiendo éso de que se lleva a su marido/mujer.
Gatiña. bienvenida, se te echaba de menos. Graciñas por tus amables palabras.

Desde Coruña un biquiño a todos.
Diana

Migrante dijo...

En mi opinión, debería vivir más y mirar menos.Los minipegasos me distraen de la lectura. Voy a navegar internet a ver si encuentro algo para matarlos.

Diana dijo...

Hola
Migrante, veo que has sobrevivido a tu paseo por México.
Bienvenido.
Sé, sabemos que debería vivir más y mirar menos, pero ella no ha elegido, ella ha aceptado lo impuesto.
Los minipegasos no son tal, son cerditos voladores y forman parte de una venganza a una broma que yo gasté
Supongo que ya estará suficientemente desagraviado el receptor de mi broma y ya podremos quitar los bichitos en cuentión.
Un biquiño desde Coruña y espero nos cuentes tus aventuras por el país del tequila, las rancheras, el sarape, los chicos morenos y demás dioses.(Supongo que tu tendrás otras referencias)
Diana

josé javier dijo...

Dile a Carmela que baje de la ventana y se zambulla en el pueblo... o en otro pueblo... antes que sea tarde, ¿verdad?

Sirena Varada dijo...

¡Cuántas benditas Carmelas habrá en el mundo viendo desde su ventana como pasa la vida!
Querida Diana, en mi opinión este es uno de los relatos más tiernos y entrañables que has escrito. “Carmela era el pueblo”, “Desde su ventana, veía la vida”… frases como esas me hacen reconocer a una maestra de la que tengo mucho que aprender.

Un millón de “biquiños”

Diana dijo...

Hola
Amigo J.J. Ya me gustaría decirle a todas las Carmelas del país , de cualquier país, que se puede estar con los padres y tener vida. Que salga y participe, pase por la vida, que no sólo deje que la vida pase por ella.
Sí J.J. me encnataría decírselo.
Poco a poco haremos que cualquier hijo sea "Carmela"
Un biquiño amigo.
-Sirenita, muchas gracias. Tú siempre tan amable.
Yo también te mando un millón de bicos.
Diana

Diancecht dijo...

Lo de que se lleva a su marido o mujer es que al casarse se van a vivir los dos a casa de sus padres. Vaya, que te quedas con la casa a cambio de cuidarlos, pero no tienes que quedarte soltero.

Bicos,
Dian

MARNIE dijo...

Pues que me ha dado por sentirme tristona!!
hay que abrir ventanas...y puertas,muchas puertas...
Biquiños
Marnie

Fernanda dijo...

Hay muchas Carmelas por la vida...
Ojalá el tiempo le de su "revancha" y pueda bajar de su ventana y encontrarse con Julián que parece estar allí por algo, no?
Cariños desde USA

FERNANDA

Diana dijo...

Hola
-Dian, quiero recordar que cunado por aquéllos tiempos las mujeres al casarse SIEMPRE se iba a casa del marido.
Por eso es que las hijas mayores se quedaban solteras. Ningún marido se iba SU casa.
-Marnie, abre mi niña, abre ventanas y puertas que entren bos aires.
-Fernanda, qué bueno serí que fuera como dice Dianc, así no se limitaría a "ver". Un biquiño a todos
Hoy es el último dia de la mitad de mis vacaciones!!!!!!
No os doy pena?
Diana.

Diancecht dijo...

Pues en mi tierra no era así. Las hermanas mayores de hecho eran las más cortejadas, porque así te quedabas con la casa

Diana dijo...

Hola
Vaya, será por eso que a mi no me cortejaron!
Tenía una porrada de hermanos mayores y una sola casa. Ves?
Cachis!
Un biquiño niño......
Diana.

Mónica dijo...

hola preciosa hisoria, y si es verdad... hay muchas carmelas en esta vida...

Bsss. me gustó tu blog

Diancecht dijo...

Igual mas que por la casa sería por lo de los hermanos mayores. A mí siempre me ha infundido cierto respeto acercarme a una chica con hermanos mayores, que como se pongan proteccionistas ...

Diana dijo...

Hola
-Dian, seguro que tienes razón, así que la próxima vez que vea a mis hermanos, les iré directa a la yugular, por espantanovios.

Mónica, gracias por tu visita. He ido a conocer tu blog y lo que vi me ha gustao, luego vuelvo. (facilidades que da internet, verdad)
Un biquiño a los dos.
Daina

Diancecht dijo...

Yo personalmente tengo claro que si tuviese una hermana pequeña no dejaría que se le acercase un chico a menos de tres metros.

Queen Galadriel dijo...

Hola Diana, gracias por participar en nuestro Blog.
Ese cuadro de Dalí también lo tenía mi abuela en su casa, y sí, siempre me recordó a todas esas mujeres que ven su vida pasar observando a los demás desde su balcón.
Aunque yo tenía entendido que eran las hijas pequeñas las que tenían "obligación" de quedarse a cuidar a los padres.
Me he acordado del libro Como Agua Para Chocolate, de Laura Esquivel, que recomiendo a todos.
Me ha gustado lo que he visto de tu blog.
Un saludo, desde Las Palmas de Gran Canaria.

josé javier dijo...

Querida Diana, gracias por tu comentario en mi blog.
Sólo te comento para decirte: ¡Aprende sevillanas!

Y como respuesta a tu pregunta... ¿quién crees que es ese Javier del post?
Besitos. J.Javier

Diana dijo...

Hola
-Está claro que tu hermanita acabaría degollándote.
-Qeen Galadriel, gracia¡ñas por tu comentario. Supongo que las tradiciones varían según el lugar.
Sí, visité tu blog y me gustó. Volveré.
-J.J. , no me tientes, que como aprenda a bailar sevillanas, no te va a quedar tiempo para escribir y volverá a recordar mi primer comentario (no me descubras)
Es broma, lo que no es broma es lo bonito de tu post.
A todos desde Coru ña os mando un biquiño
Diana

Unknown dijo...

Hola Diana, como es habitual, me encanta tu relato. Este más aún si cabe. He visto a mi suegra ser Carmela y no vivir, hasta los 72 años. Su madre nos dejo a los 95. Lo he sufrido muy cerca y es por esto que cuando se aprobó la ley de dependenca ( siempre estoy con estos fregaos políticos, disculpa )me sentí muy orgulloso de ser español, y despues de ver el no desarrollo de la ley que hace la generalitat valenciana, me da vergüenza ser valenciano.
Besets

Diana dijo...

Hola
Voro, cuánto tiempo! Gracias por tus palabras, sabes que siempre es agradable leer lo que me dices.
Sabes? estuve en tu tierra hace unos días y políticos a parte, consuélate; Valencia es preciosa y tiene un montón de lugares divinos. He dejado constancia de ello en la galería de fotos de este blog.
Ah, somos lo que somos y no tenemos porqué esconderlo. Tú muestras tu inquietud por la política y nunca he visto (y sí que te leo) que faltaras a nadie.
Un biquiño Voro y espero verte por aquí más a menudo.
Desde Coruña
Diana

Luna Carmesi dijo...

NO sé por qué pero es una historia que no me resulta nada rara... Casi particulamente conocida.

Bicos!

aaaa dijo...

Extraordinaria manera de contar lo cotidiano y con ese toque de melancolía y hasta suspenso.

Anónimo dijo...

¡La Virgen María cuántos comentarios, Diana!
Apunta otro más: mañana, a lo más tardar, salen para Coruña los libros prometidos. Y como insistes en ponerme el "don" son a portes pagados, porque sí, porque me da la gana.
Un biquiño.

Aarón Ormeño dijo...

me hace acordar algo a unas amigas

La Blogueria dijo...

Hola madre. Me estaba preguntando si hay algo de indirectas en todo esto. Lleva unos días dándome vueltas por la cabeza.

Recuerda además que ya son otros tiempos.

Besos de tu hija que te quiere, a pesar de todo.

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