Canción de la vida profunda.





Hola,
Estoy preparando la maleta, pues me voy de mini vacaciones con una amiga.
Tenemos pensado pasar unos días de relax, de calma , si no total, al menos parcial.
A la vuelta os contaré cómo y dónde lo hemos pasado.

En la espera de nuevas aventurillas, quiero ofreceros un poema que siempre me ha gustado. No sé si es el mejor de este poeta, sé que es el que más me ha impresionado de los que le conozco.

Porfirio Barbas-Jacob. Así es conocido Miguel Ángel Osorio Benítez, un colombiano que vagabundeó por toda América y murió ( 1883-1942 ) en México

Os recomiendo que leáis sus poemas. Es impresionante.
Nada más íntimo que leer poemas de Porfirio sentados en el dique de abrigo, en el Orzán o en el Mirador del Milenio

Mirar estas fotos de Coruña, y decirme si no es verdad.
Espero que también os animéis a venir y mejorarlas, ( Para ello sólo tenéis que llegaros a esta hermosísima ciudad)
Venga, un biquiño y hasta después de la semanita de mini-vacaciones.


CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar...

Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría...
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar...

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión;

bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal;

la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!-

que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír...

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:

el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver;

un día en que discurren vientos ineluctables...
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡FELICES VACAS!

Anónimo dijo...

Y A VECES SOMOS TAN.........VULNERABLES.
UN BESAZO Y PASAROSLO GENIAL, QUIERO MUCHAS ANECDOTAS. PILI

Anónimo dijo...

Precioso el poema :)

Disfruta de tus vacaciones, estoy ansiosa por leer tu experiencia a la vuelta.

Tienes una manera muy espcial de escribir y de redactar. Me relaja leerte.

Un beso!!

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

No conocía a este poeta, pero creo que a partir de ahora lo voy a conocer.
Un beso.

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