La Excursión


La hoguera

Estaba tan cansado que no podía dar un paso más. Llevaban seis días de camino y los dos últimos días en condiciones bastante nefastas. Cosme se había torcido un tobillo y él había tenido que cargar con las dos mochilas. Así que, más que posar, tiró las mochilas y, más que sentarse, se dejó caer.

Después de un pequeño descanso, se levantó y dejando a Cosme al "cuidado" del campamento, se piró a buscar leña para la hoguera y agua fresca. Con una buena brazada de leña y las cantimploras llenas, volvió al lugar de acampada.

Vio que Cosme no estaba para ayudarle, pero no le importó. Si bien estaba muy cansado, los preparativos de la hoguera eran algo que siempre le había gustado, le relajaba. Mientras realizaba este cometido, se concentraba tanto que se olvidaba de todo lo demás. Y empezó con el ritual de encender la hoguera.

Viviría una buena temporada en el monte, con un montón de libros y unas botellas de buen vino, sí, con esto y sus propios pensamientos.
Es que no hay nada como un buen vino al calor de las brasas, ni como un buen abrazo a la luz de las llamas.

Acabó de encender la hoguera y sacó la bolsa de la comida de una de las mochilas.



Cosme seguía sin volver, lo que en un momento dado le sorprendió, ya que pensaba que no podía ir muy lejos, tenía un tobillo muy hinchado. Lo había torcido al saltar un charco y desde entonces se había resentido.

No, no debería de ir tan lejos, tiene que descansar, por algo él había cargado con las mochilas los últimos 30 km.

Llamó de nuevo a Cosme y aunque no le contestó, siguió preparando lo que sería la cena.

Dónde se ha metido este tío? Pues sí que se escondía!
Ni que fuera una chica!
Bueno, yo ceno, que le den...

Cenó y con un vaso de vino, se recostó contra un árbol cerca de la hoguera.

Hizo un "repaso" de los últimos días.
Habían sido unos buenos días, agradables, con recorridos por caminos solitarios, mucha vegetación, y un gran silencio, sólo roto por los cánticos de los pájaros, el sonido del agua de un montón de riachuelos y estos dos últimos días, por el ladrido de unos perros.

Dónde estará este tonto? Si no descansa ese tobillo, mañana no querrá andar!
Bueno, ya vendrá.

Y pensando ésto se acostó cerca de la fogata ya casi extinguida y se quedó dormido.

La búsqueda


Con algo de frío se despertó y estirándose, se alejó un poco para orinar. Al volver empezó a hacer una pequeña hoguera sobre las mismas cenizas para hacer un café. No le importa hacer ruido, ya que es hora de que Cosme se despierte.
-Cosme! Despierta, vago!
Mira para donde se supone que está Cosme y no ve a nadie.

Pero bueno, dónde está este idiota?

Ve que la comida que le dejó para cenar, está sin tocar, la mochila no ha sido abierta, y Cosme no está.

Empezó a preocuparse.
Volvió a llamarlo a gritos y lo único que oyó, como si le contestaran, fue el ladrido de unos perros.

Joder! Qué le habrá pasado?
Nada, qué le va a pasar! Estamos solos, hemos estado solos todo el viaje!

Piensa en el ladrido de los perros, parecen muchos y están enfadados, seguro que están reclamando su comida.
Esto significa que debe de haber una granja cerca y Cosme se debió de quedar en ella a pasar la noche.

Decidió salir a buscarlo. Primero hizo un recorrido de cien metros a la derecha, otros cien y otros cien, así hasta completar el círculo.



Nada, no se veía nada.
Llamaba a Cosme a gritos, y nada, silencio total.

Este estúpido seguro que está en alguna cama de la granja o de alguna casa de campo, tan ricamente.

Él sentía que esto no era verdad, pero se negaba a pensar en que le pudiera haber pasado algo malo a su amigo.

Gritando otra vez su nombre, siguió buscando, ahora cien metros a la izquierda, y más a la izquierda y otra vez a la izquierda.

Nada.
-COSME! COSME!
Joder, esto empieza a pasar de marrón oscuro.
Qué le puede haber pasado?
-COSMEE! COSMEEEEEEEEEE!
Nada, sólo los ladridos de los perros ahora algo más cerca.

Tiene que haber una granja, seguro que hay una granja!

Piensa en Cosme. Cosme estaba cansado, dolorido y cansado, pero nada más. No habló nada de querer irse sin acabar el viaje. Dónde estaba Cosme?

Sigue oyendo a los perros ladrar y parece que cada vez están más enfadados, enfadados y cerca.
-COSMEEEEEEE!!! COSMEEEEEEEEEEEEEEE!
Ahora ya está preocupado de verdad. Y si se cayó a un pozo? Y si lo picó una víbora? y si... Y si, y si...

Joder con los perros, porqué no se callan!
-COSSSSSSMEEEEE! COSMEEEEEEEEEE!
Por fin oye un ruido como de arrastrarse y va corriendo. Allí debe de estar el idiota de Cosme!
Corre con todas sus fuerzas y sin mirar por dónde va, sigue hacia adelante.
De repente todo da vueltas a su alrededor.

Se ha caído por un gran barranco y lo que ve lo deja sin habla.

Es un espectáculo impresionante.
Ésto y el dolor de los huesos rotos hace que crea estar viendo una película o tal vez metido en una pesadilla.

Ahora ya no sólo oye sus ladridos, ahora los ve y sus ojos están desorbitados!

Leches! que se callen, dios, están locos!

Nunca , ni en sus peores sueños había visto algo así.

Todos lo miran y en posición toda la jauría, espera que el jefe empiece, que sea el primero.
No sabe porqué, pero de repente ve a uno y sabe que es el que manda, que en cuanto él lo decida, todo habrá acabado.

Él ahora está a su merced, no puede hacer nada.

Ahora sabe que Cosme no volverá.

A pesar del dolor, piensa que Cosme no cenó. Le da pena pensar que Cosme no cenó.
Cosme, Cosme; por qué no me avisaste?

Mientras se desvanece, piensa que no hay nada más divino que un vaso de vino al calor de de las brasas ni nada más exquisito que estar con una chica a la luz de las llamas.

Más

Es un nuevo fin de semana y los cuatro han decidido que lo pasarán de acampada.
Han elegido el sitio porque es tranquilo, porque hay leña y porque no muy lejos debe de haber un río: se oye el discurrir del agua.



Marta dice que "necesita" alejarse para hacer ciertas cosas, así que ellos tres se van a la búsqueda de ramas y agua fresca. Por el camino se encuentran con restos de ropa, mochilas rotas y señales de lo que fue una hoguera muy bien hecha.

El sitio les parece ideal así que al volver dejan la leña allí. Piensan en trasladar su campamento así que van a buscar sus macutos.

No ven a Marta, la llaman a gritos y no oyen nada, bueno sí, oyen el lejano ladrido de unos perros.


... Más en... La Acampada

23 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, Diana. Me ha gustado mucho este cuento circular y bien contado. Seguiré leyendo los anteriores.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Muy bonito. Me gusta com escribes. Musu bat.

Diana dijo...

Hola
PanchoFlecha, muchas gracias por tus palabras.
Tus relatos sí que son buenos, a mi me encantan.
Un biquiño desde Coruña.
Diana.

Diancecht dijo...

Será el catarro o que hoy me he levantado gruñón, pero en el momento en que se cae me ha costado seguir la historia.

Que si todo son halagos no tiene gracia :)

Bicos,
Dian

Sara dijo...

De verdad Diana! Geniaaaaaalllll, tus historias ya no solo me encantan sino que me tienen enganchadita perdida, mira... primero me dieron ganas de emprender ese viaje con ellos,ganas me dieron de salir también en esa búsqueda, ganas me dieron de liarme a palos con esos perros, ganas me dieron de...pero de lo que se me han quitado las ganas es de hacer esos viajes por lugares tan, tan tránquilos, una nunca sabe...sabes? yo practiqué mucho tiempo la acampada libre(cuando era legal)y no me separaba ni un momento del grupo, pero ni un momento...mi obsesión eran los platillos volantes...les tenía la cabeza loca con que eramos unos inconscientes, que si venía un OVNI y nos pasaba algo no se enteraba nadie etc, etc...pero al fin de semana siguiente ya estaba yo la primera deseando irme de acampada...¡que tiempos más bonitos me has hecho recordar!bonitos claro! porque no topé con esos perros jejeje.
un besito mi escritora preferida,dónde hay que decir que quiero que te den el premio planeta? o el Nadal? ó....

Sara dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Diana dijo...

Hola
Dian. No es que estés gruñon, será que no lo estás, que lo eres? ( es una bromita)
Lo que pasa es que como estás con catarro, estás tan dolorido como él después de la caída.
Has de estar débil, así que por favor: no te alejes.
Venga, ya te contaré lo que pasa, mientras desde Coruña te amndo un biquiño.
Diana

Diana dijo...

Hola.
Sarsa, Sarita, Sara. Eres la hostia!
Digo yo que porqué no el Nobel?
Para qué andarse por la ramas?
Eres terrible.
Paisanina, recibe mi más cariñoso bico.
Diana.

Sirena Varada dijo...

Hola Diana, este particular relato, con su bucle inquietante, es otra variedad más de los diferentes estilos que manejas con especial soltura.
...Y yo también digo ¿por qué no el Nobel?

Un besito (¿se dice un biquiñito?)

Diana dijo...

Hola.
Sirenita, graciñas.
Sí, se dice un biquiño, suena bonito, verdad?
Por cierto, que estoy pensando que el Nóbel me queda pequeño, fíjate que se lo han dado a Saramago y, quién es Saramago a mi lado?
Es Saramago uno de mis preferidos y su premio Nobel "Todos los nombres" me enamoró. Lo he leído varias veces, sí como lo lees: varias veces.
Ya casi me se mover por los pasadizos del registro y diferenciar los papeles de los vivos de los papeles de los muertos como D. José.
Un biquiño Sirenita, te veo en tu blog.
Diana.

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

Genial, es una historia muy bien hecha.
Te superas cada día.
Besos.

josé javier dijo...

Sólo entro para desearte feliz fin de semana. Y enhorabuena, ¡escritora! Un besito. J.J.

cambalache dijo...

Me ha gustado mucho tu blog. Gracias por tus visitas al mío. Un beso desde Madrid

Unknown dijo...

Hola! Quién me diera estar así de inspirada todos los días!
Disfrutando de la primavera? Por aquí tenemos tiempo veraniego!
Sigue escribiendo, besos!

MARNIE dijo...

Ya sabes lo curiosa que soy! (más...más..,) no tardes en acercar esos ladridos.
Bicos...
Marnie

Fernanda dijo...

Diana: tus cuentos son una verdadera maravilla!!! Qué buen suspenso y tan bien contado: fabuloso.
Uno de mis escritores favoritos es Manuel Mujica Lainez y éste cuento me recuerda mucho a su estilo.
Te felicito una vez más.
Muchos cariños

FERNANDA

aaaa dijo...

tus relatos, no dejan de sorprenderme nunca, continua es un placer leerte

Diana dijo...

Hola
Hola J.J.
Grias por tu saludo y por tus buenos deseos.
Un biquiño.

Hola Marnie. No seas mala y no esperes. Nos vemos. Un biquiño.

Hola Rafaela. Graciñas por tu visita.
Ya sabes que para mí, también es un placer leer tus "cosas". Un biquiño.

Hola Fernanda, ayer te qiuse hablar y no pude, si ves el minimessenger conectado, por favor; no dudes en saludarme. Me encantará. Un biquiño

Para todos gracias por estar y por ofrecerme la oportunidad de leer lo que escribís.

Diana

Fernanda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Hmm...creo recordar haber dejado un comentario aquí pero no lo veo... :S

Decía que suspense total, me gusta el suspense, y el final ¡¡GE-NIAL!!

Diana dijo...

Hola
Gatiña, parece que no habías escrito nada, no lo hiicste, lo sé.
Lo sé porque te eché de menos y ya esta triste sin tu saludo.
Por éso esd que ahora te doy las gracias y te mando un biquiño.
Diana.

Sara dijo...

Diana! antes de nada...decirte que me encantó hablar ayer contigo...me pareciste entrañable, ese acentín gallegiño, tal como me había imaginado...
He hecho un recorrido por tu blog y lo que seguirá...me leeré todo, decirte que la historia En tu dedo 1 y en tu dedo 2 ya es mi favorita!PRECIOSAAAAA, hay tantas Marias, tantos Marcos, tantos niños, tantas vidas propiedad de otros...preciosaaaaa.
Diana,me encanta como lo cuentas todo, piensate bien lo de la revista...pero que nadie toque un ápice de tus textos, los estropearían, ya no serían tus textos, tus escritos y ya no serían esa maravilla que son, así, tal cual como lo cuentas tú.
Un placer haberte descubierto y apreciarte ya un montón...cuando seas famosa¡por favor! dedicame el primer libro que yo te compraré.
Un besito

MARNIE dijo...

Valeee,he llegado tarde.. Pero el SEGUNDO libro me lo dedicarás a mi...???
lembra... lembra..
Besos desde aqui al ladito..

Marnie

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